San Caprasio y Monte Oscuro son las cimas de la Sierra de Alcubierre. Distan entre sí unos 10 km. Sus altitudes son muy similares: unos 820 metros.
De San Caprasio me enamoran su silencio y su aislamiento. Sus vistas hacia el Norte y el Sur son excepcionales, impagables.
Es un paisaje austero, un reino en el desierto, un escenario duro, inhóspito, desolador e inmensamente bello.
Posee un suelo estratificado por capas de yeso, margas y bancos calizos que dejan al descubierto las entrañas de tales superposiciones en los cortados labrados por antiguos cauces.
Un lugar ideal para el recogimiento y para los amantes de la naturaleza.
Hay muchas leyendas sobre San Caprasio, pero la más popular es que San Caprasio cuidaba ganado en la Sierra de Guara -muchos dicen que de cabras por su nombre- hasta que un día decidió hacerse monje, cogió su cayado y lo lanzó tan lejos como pudo, yendo a parar a la Sierra de Alcubierre. En el sitio donde cayó el bastón surgió una fuente y en las inmediaciones se puso la ermita, lugar muy saludable por sus plantas medicinales, aguas de lluvia, abundancia de selenita (cristales de yeso), aire puro en plena estepa, apaciguando y sanando el espíritu por su calma y retiro personal.
Punto estratégico durante la Guerra Civil española, sus montes están llenos de trincheras.
Esta cueva también fue utilizada por un famoso bandido de la zona, llamado el Cucaracha, para sus correrías.
Hoy en día estas cuevas pertenecen a la Hermandad de Jesús que, de acuerdo con el Ayuntamiento de Farlete, las arregló y ensanchó para realizar una capilla como lugar de oración.
Hay otras dos cuevas medianas abiertas, una de ellas con una sala de reunión redonda y otras dos más pequeñas como despensa y con unos bancos para poder dormir. La Hermandad de Jesús posee más dependencias destinadas al refugio de caminantes y al retiro espiritual (Tel. 974 574 263).
Desde la localidad de Farlete, a unos 800 metros del pueblo, nos aproximamos hasta el Santuario Virgen de la Sabina situado en lo alto, que puede visitarse previa solicitud. Vemos al fondo la Sierra de Alcubierre y San Caprasio que domina en la cumbre. A la derecha del Santuario encontramos un camino que, siguiendo las indicaciones, nos llevará hasta San Caprasio. La Ermita y Cuevas de San Caprasio se sitúan a 834 m. de altitud, el punto más alto de la Sierra de Alcubierre. En sus alrededores se localizan cuevas excavadas en la roca, actualmente utilizadas como eremitorios, donde es posible practicar la meditación. Después de disfrutar de una amplia panorámica, podemos volver por el mismo camino hasta Farlete, o bien, ir hasta localidades como Perdiguera, Lanaja o Alcubierre.
Ramón y Enrique, dos miembros de la congregación de los Hermanitos de Jesús, llevan más de cuatro décadas en Farlete y reciben en el monte a quienes buscan estancias breves de meditación. Me explico:
Los Hermanitos de Jesús, la congregación laica y católica fundada por el francés Charles de Foucauld a principios del siglo XX, llegaron a Farlete en 1956. Foucauld, seguidor fehaciente del ejemplo de humildad de Jesús de Nazaret, vivió una existencia mundana hasta su conversión, y murió asesinado en 1916; casi un siglo después, en 2005, fue beatificado. Mucho antes de ese notabilísimo reconocimiento, ya le habían brindado un homenaje más directo; cinco jóvenes sacerdotes se instalaron en el Sahara en 1933 para vivir según los postulados espirituales de Carlos de Foucauld. Es el comienzo de la fraternidad de los Hermanitos, quienes comenzarían a vivir en pequeñas comunidades y ambientes populares a partir de 1947.
"Los primeros hermanos llegaron aquí, a Farlete, hace sesenta años", señala Raymond Dubrés, el hermano Ramón para sus vecinos "y La Sabina (una ermita de Farlete) se convirtió en el lugar de noviciado internacional de la congregación. Un punto perfecto para recibir la formación; yo llegué en 1973 y tras un tiempo allá, pasé a vivir en el pueblo, a partir de 1979. He tenido diversos oficios y, sobre todo, he tratado de ejercer el de buen vecino, integrado en la vida cotidiana del pueblo".
Los Hermanitos llegaron a Farlete en 1956. Su noviciado internacional había estado hasta entonces en Argelia, donde vivió Carlos de Foucauld, pero durante la guerra franco-argelina fue asesinado un hermano y decidieron salir de allí. Uno de los hermanitos, que había sido brigadista internacional durante la Guerra Civil española, conocía a la perfección la Sierra de Alcubierre, donde el frente de Aragón se estabilizó durante casi dos años, y propuso este “desierto” de los Monegros como alternativa al sahariano. Y aquí se vinieron los hermanitos, que tuvieron durante 20 años su noviciado internacional en Farlete.
El pueblo de Farlete les ofreció la ermita de Nuestra Señora de la Sabina, a las afueras de esta población, y allí establecieron su casa. Pero, poco después, comenzaron a excavar en los barrancos de la sierra cuevas donde retirarse para tiempos de “desierto”. De allí surgieron cuatro eremitorios individuales (Elías, San Juan Bautista, María Magdalena y Santiago), una cueva comunitaria y un casita en el bosque.
Estas ermitas, gracias a la hospitalidad y el cuidado de los hermanitos, siguen siendo frecuentadas por personas de todo el mundo que buscan un tiempo de retiro. Hoy, Ramón y Enrique, siguen ofreciendo este espacio maravilloso.
Ramón nació hace 74 años en la zona del Jura, junto a la frontera suiza. Este galo se ha hecho aragonés casi al cien por cien. "Allá en mi tierra es todo verde, todo bosque y altura... pero el caso es que me cuesta acostumbrare al clima de las montañas cuando voy a visitar a mi familia en Francia; yo me siento muy monegrino".
Ramón comparte un piso con el otro hermano de Foucauld residente en Farlete; es Enrique, barcelonés. Una enfermedad limita actualmente su operatividad física día a día, sin menoscabo de la fortaleza espiritual. "Aquí estamos dos, sí; durante mucho tiempo fuimos tres, pero Renato, que es francés como yo, reorientó su vida y decidió casarse: reside en Villamayor. Nosotros vivimos con un ideal, la cercanía a la gente y la puerta abierta de nuestra casa. Eso sí, de vez en cuando nos retiramos un poco a orar y tomar distancia de lo cotidiano, para buscar en el interior y aprender de lo vivido".
Ramón y Enrique huyen de misticismos, y no ejercer de profetas ni de psicólogos. "Yo he visto crecer varias generaciones, pero soy un vecino más del pueblo. Es cierto que hacemos los tres votos de la vida religiosa, pobreza, obediencia y castidad, pero al ser tan pocos, nos regimos por tiempos y modos diferentes a los habituales. Por ejemplo, no somos confesores ni consejeros: la gente no viene a casa a buscar palabras sabias, solo a visitar al amigo de un modo normal. Otra cosa son los visitantes de las cuevas, claro".
Ramón, Enrique y anteriores Hermanitos de Jesús acondicionaron (con la anuencia de las autoridades locales) unas cuevas en el límite de los términos municipales de Farlete y Alcubierre, aún en el lado farletino, situadas en la loma de San Caprasio, casi en la cima. Esas cuevas, por cierto, eran escondite predilecto del famoso Bandido Cucaracha en el siglo XIX. La pista desde el pueblo es exigente para los vehículos normales; en tiempos se hacía en burro a pie. Ahora conviene llevar todoterreno o coches altos. Yo fui hace 2 años en coche normal, pero por prudencia dejé el coche a mitad de camino y el resto lo hice a pie. Bonita caminata.
El silencio redentor:
En esas cuevas, equipadas con las exigencias mínimas para la supervivencia, no hay telefonía (señal nula) ni electricidad. "Quienes vienen a las cuevas -aclara Ramón- en busca de un retiro ansían lo mismo que nosotros cuando salimos de lo cotidiano por unos días y nos instalamos en esos lugares de silencio absoluto: tomar distancia, entenderse mejor.
Tienen cama, mesa, estantes, camping-gas para cocinar y una pequeña estancia de meditación, dentro o en una cuevita contigua. La gente viene una semana, dos; piden lo que necesitan antes y me dicen si quieren que subamos algún día concreto.
Aparte de las cuevas, tenemos un cabaña más cerca de Alcubierre, con la misma intención de retiro. No cobramos nada: si la gente quiere dejar algo, lo usamos para aprovisionar al siguiente huésped".
Ahora mismo solamente hay doce Hermanitos de la congregación creada por Foucauld residiendo en España. Hay duplas en Barcelona, País Vasco, un pueblo de Burgos, Málaga y Asturias, además de la establecida en Farlete. Raymond deja una idea como telón, y el propio telón entreabierto, para que la trama quede abierta a cualquiera. "Jesús se puso el último de la fila, al servicio de todos. Tratamos de seguir ese camino".