Es una zona esteparia localizada al noroeste de la ciudad de Zaragoza, caracterizada por su gran valor natural y paisajístico.
Estos montes deben su nombre a la antigua población de El Castellar, que estuvo poblada desde la antigüedad y de la que hoy sin embargo solo quedan ruinas.
Casi la totalidad de los montes de El Castellar, unas 34 000 ha, forman parte del campo de maniobras de San Gregorio, el mayor campo militar de España y el segundo en extensión terrestre más grande de Europa. Su establecimiento ha permitido la conservación de diversas especies de fauna y flora que son hoy en día muy raras en el resto de España.
El área militar es una zona en estado natural, desde hace muchas décadas vedada al pastoreo y a los cultivos, y habitualmente sin transeúntes que perturben a la fauna. Esto ha permitido que una fauna y flora muy rica y variada se haya extendido desde Remolinos al oeste hasta el espacio natural del galacho de Juslibol, al este.
Las laderas y el piedemonte del escarpe sobre el Ebro alcanzan durante el día altas temperaturas y concentraciones de calor en comparación con zonas limítrofes, lo que proporciona condiciones propicias para especies heliófilas y de origen africano. En verano las elevadas temperaturas contrastan con las umbrías del bosque de ribera mucho más frescas y húmedas. El acuífero fluvial del Ebro crea en algunas zonas unas condiciones ecológicas que no se corresponden con las climáticas, permitiendo que especies de clima oceánico estén presentes en un área mediterránea.
El territorio se organiza ligeramente basculado en dirección Suroeste. La escasez y el marcado carácter estacional de las lluvias, más frecuentes en otoño e invierno, unido a las altas temperaturas hace que no existan manantiales o arroyos permanentes durante todo del año (salvo el arroyo del Barranco Salado, en Torres de Berrellén, que es el que tiene más desarrollo de todos, y que además forma un curioso delta al desembocar en el Ebro). Las cuencas fluviales son torrentes tributarios del Ebro y se corresponden con las conocidas como subtropicales mediterráneas, caracterizadas por cursos cortos y de pendiente considerable, cuyo cauce permanece seco durante varios años, como por ejemplo el Barranco de los Lecheros que desagua en Alfocea.
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El Delta del Barranco Salado en su desembocadura con el Ebro |
En los escarpes de El Castellar con el Ebro, hay una
red de fortalezas y castillos que fueron utilizados para la reconquista de la ciudad de Zaragoza. A finales del S.XI, los cristianos se aprovecharon de la condición geoestratégica que tenía este escarpe y construyeron una red de castillos desde la cual hostigaron a los musulmanes de Zaragoza. En una línea aproximada de unos 25 km encontraremos los castillos del Castellar, la Atalaya de Candespina (o de Sobradiel), el Castillo de Alfocea, el Castillo de Miranda y el Picote de San Martín. Si os fijáis, la posición elevada del escarpe, ayudada por la muralla natural del río Ebro, unido a la cercanía de la ciudad de Zaragoza, explica muy bien el motivo de esta
inusual concentración de fortalezas.
Pero lo más curioso de todo es que fueron levantadas
en territorio musulmán a las puertas de Zaragoza en un momento en el que los musulmanes no tenían la suficiente capacidad como para repeler los ataques enemigos y los cristianos todavía no tenían la suficiente fuerza militar para conquistar la ciudad de Zaragoza. Un concepto de frontera mucho más permeable del que tenemos ahora con unas fortalezas que fueron levantas en las proximidades de Zaragoza cuando la frontera del Reino de Aragón todavía estaba a las puertas de la ciudad de Huesca. Estas fortalezas son muy poco conocidas y las que se conocen están muy poco divulgadas, sobre todo por el importante papel que desempeñaron en la reconquista
El Castillo y la población de El Castellar:
En lo alto del escarpe,
a la altura de Torres de Berrellén, hay un conjunto de restos arqueológicos. Es un yacimiento muy extenso y de bastante difícil acceso. Son las ruinas de la población de El Castellar. Desde aquí se domina una amplia zona, incluyendo por supuesto el tramo final del río Jalón (pues muere a los pies de este escarpe).
El yacimiento agrupa restos de culturas y épocas muy diversas, y que se incluye en un conjunto de yacimientos arqueológicos sobre el escarpe del Ebro, que abarca desde la granja de Pola en occidente hasta Juslibol en oriente. Formaba parte del perímetro defensivo de Saracusta junto a las fortalezas de Juslibol, Miranda, Castillo de Alfocea, Sobradiel, El Castellar, Cadrete, María, Santa Bárbara (en Valdespartera), Santa Inés y Pola.
La población de El Castellar fue conquistada a los musulmanes por Sancho Ramírez y su hijo Pedro I a finales del siglo XI, siendo la primera ocupación aragonesa en la ribera del Ebro. Se construyó el castillo y en su entorno fue creciendo aún más la ya importante población de El Castellar. Fue de propiedad real y estuvo implicado tanto en la prisión de doña Urraca, esposa de Alfonso I en 1111, como en la conquista de Zaragoza en 1118, siendo nada menos que la base de operaciones para la Reconquista de Zaragoza.
Nota sobre la prisión de Doña Urraca: Alfonso I, el Batallador encerró a su esposa, la reina Doña Urraca en el Castillo del Castellar, sacándola de él varios ricos hombres gallegos, obteniendo del Papa la nulidad matrimonial. (Otros dicen que el hecho ocurrió en el castillo de Miranda)
Años más tarde, desde este castillo también se pactó parte de la boda de Petronila, hija del rey aragonés Ramiro II el Monje, con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, lo que supuso a la postre el nacimiento de la Corona de Aragón.
Como véis, hechos muy importantes que sirven para constatar la gran importancia histórica de este castillo.
Más tarde, en 1258 Jaime I lo concedió a García Pérez de Figueroles, empezando así su paso por numerosos señoríos privados, como los de los Luna, los Díez de Aux y finalmente los Cerdán en el siglo XV. En esta centuria parte de la población de Zaragoza estaba en contra de esta poderosa familia por lo que el castillo fue atacado y destruido, conllevando esto el definitivo abandono de la población.
Debido a la composición el terreno, la escasa vegetación, las grandes escorrentías, el material de construcción (piedra del terreno y ladrillo) y -sobre todo- de su cercanía al río sobre un acantilado, muy poco queda hoy de lo que en otro tiempo fue una importante villa.
Gran parte de ella ha sido destruida por desprendimientos del terreno sobre el río. Para muestra el impresionante desplome que en 1840 sufrió la -entonces- ermita de Nuestra Señora del Rosario (fue en tiempos una de las 4 iglesias que había dentro de la población), llamada en el siglo XIX del Castellar, antecesora de la actual del mismo nombre: "Estaba situado el Santuario en un escarpado e inaccesible vericueto, á la izquierda del Río Ebro, y frente á la embocadura de jalón, á cuya derecha desagua (...). El día 24 de Marzo de 1840, á las siete y media de la tarde (...) se desprendió una asombrosa porción del monte, consternando el espantoso estruendo á tres ó cuatro jornaleros que se hallaban á la sazón en la vega, y (a quienes) la casualidad hizo espectadores de tan terrible acontecimiento. Este sólido edificio era vasto (...) y á excepción de los restos de una pared que daba al Nort-Este, todo él fue arrancado, y sumido entre multitud de grandes masas de tierra, y sobervios peñascos (...). Sus enormes moles lanzaron á los campos el pescado (sic) que el Ebro abrigaba en su seno y obstruyeron la corriente (...)”
El castillo estaba rodeado de murallas, aún puede intuirse 60 metros de ella de un espesor de 2,40 m y una altura de 8 metros.
El gran ilustrado Asso, dice a finales del siglo XVIII: Del Castellar al Este se extiende "el monte del Castellar que por la bondad de sus pastos es muy estimado de los ganaderos de Zaragoza; pues a pesar de su aridez está bien vestido de hierbas aromáticas, con las cuales crecen la Gypsophyla Strutium Globularia Alypum, dos variedades de la Onoris Tridentata, la Ontina (especie nueva de Artemisa), varias Salsolas... La Plantago Albicans que el ganado apetece sobremanera. Las colinas del Castellar confrontantes con el Ebro, en que domina el yeso, encierran en sus entrañas mucha abundancia de sal mineral y son parte de las dilatadas minas, que se prolongan desde Valtierra en Navarra, siguiendo la canal del Ebro hasta Gállego y algo más" (Asso, pág 53).
Todo lo cual nos da una idea de la importancia de la perdida población de El Castellar.
En la actualidad, este lugar probablemente sea el yacimiento arqueológico virgen y sin excavar de mayor extensión de todo Aragón.
Repito, su acceso es bastante difícil.
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Zona arqueológica de El Castellar (Torres de Berrellén) |