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domingo, 29 de diciembre de 2019

La Cartuja Baja

Deliciosa visita.

Monasterio de enormes dimensiones abandonado, reconvertido en acogedora población.

Sorprendente.


La construcción del monasterio de la Cartuja de la Inmaculada Concepción se inició en 1651. En 1731 se consagró la iglesia. El monumento quedó concluido en 1767, año en el que los cartujos declararon que el conjunto estaba definitivamente terminado.


El abandono del monasterio se produjo en 1836, como consecuencia de los decretos desamortizadores del ministro Mendizábal.

El conjunto enajenado fue adquirido por varios propietarios que alquilaron a su vez las tierras y dependencias a colonos agrícolas que ocuparon las habitaciones de los monjes y en algunos casos las transformaron.

Se conservan dependencias del antiguo monasterio barroco: portería, hospedería, procura, iglesia, torre y sacristía, exterior del refectorio, partes de algunas celdas, parte de los lienzos del patio del gran claustro, parte del muro que rodea el recinto con sus (muy llamativos) torreoncitos ultra semicirculares. El trazado general de la cartuja coincide con las actuales calles.

Restos del claustro





Durante el siglo XX, La Cartuja pasó de pueblo a barrio zaragozano, pero conservando su aislamiento característico. El Plan General de Ordenación Urbana del año 1968 posibilitó la transformación de los últimos años. La agricultura dejó de ser la base de la población, al recalificarse los terrenos situados en torno a la carretera de Castellón. El desarrollo industrial fue unido al demográfico. Hoy ronda los 2000 habitantes.

En 1980 el monasterio fue declarado conjunto monumental y a partir de entonces se inició un proceso para su consolidación, con la aprobación de un plan especial. Destaca -en mi opinión- la pulcritud de la consolidación y la claridad con que se ve que lo que hoy son calles y un parque, fue un monasterio y un gran claustro central. A mí me dejó con la boca abierta: de sorpresa y de buen gusto.

Y la iglesia, espectacular. Totalmente restaurada. No he tenido la suerte de visitarla por dentro, pero las fotos en internet son muy prometedoras. Se puede visitar cuando hay misa.


Muy recomendable la visita a este barrio. Además, hay numerosos carteles que explican muy bien todo.

Personalmente, me encantan las columnas del gran claustro, que están en las aceras que rodean el parque.



Y en las afueras del barrio, están el Galacho de La Cartuja y el Soto del Francés. Aun no los he visitado, y me muero de ganas de hacerlo.





Galacho de La cartuja y Soto del Francés